17 Marzo 2020 | Tags: comunicazione visiva, estetica, filosofia, fotografia, fumetto, graphic design, musica, poesia, racconto, ritmo, rito, semiotica, tensione, Testo e processo | Category: comunicazione visiva, estetica, filosofia, fotografia, fumetto, graphic design, musica, poesia, semiotica, Web e multimedia |
DOCUMENTAR UN DOCUMENTO HISTÓRICO.
MODALIDADES DIFERENTES DE COMUNICACIÓN EN LE PHOTOGRAPHE, DE GUIBERT Y LEFÈVRE
Bilbao, 2015
Le photographe, de Emmanuel Guibert, Didier Lefèvre y Frédéric Lemercier, es una novela gráfica publicada originalmente en tres partes entre 2004 y 2006 por Editorial Dupuis. El libro narra el viaje realizado por el fotógrafo Didier Lefèvre a Afganistán en 1986, como parte del equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF), durante la guerra de liberación de la dominación soviética. Se trata de un trabajo muy particular, también en los relatos dibujados, no solo por la abundancia de la narración verbal (la voz del narrador), sino también por la intercalación de viñetas dibujadas y fotografías tomadas en el campo por Lefèvre. Guibert es el creador de la obra y el dibujante de las viñetas; Lemercier se ha encargado del diseño gráfico, así como del color del conjunto.
Como se trata de una historia real, con relevancia periodística, Le photographe podría atribuirse al género del periodismo gráfico. Sin embargo, más que sobre las condiciones de Afganistán y el trabajo de MSF (que por cierto están muy bien documentados), la obra se centra en la experiencia humana del protagonista, y en su relación con el entorno y con su propio trabajo. Los tres volúmenes originales cuentan, respectivamente: el viaje (a pie en las montañas, con el grupo MSF), la permanencia y el trabajo diario de MSF, así como el regreso solitario y penoso (otra vez caminando en las montañas).
Antes de iniciar el análisis específico hay que decir unas pocas palabras acerca de dos grandes temas: la diferente modalidad comunicativa de las imágenes dibujadas o pintadas y de las fotográficas; y, en el discurso específico de la novela gráfica, el diferente papel que corresponde a la palabra narrativa (en los cartuchos) y a las viñetas (Barbieri, 2004).
La imagen dibujada, como la pintada, es una imagen producida por la mano, cuya adhesión testimonial a determinada realidad se basa enteramente en la confianza en las intenciones y capacidades del diseñador, sin perjuicio de las convenciones gráficas e iconográficas adoptadas. Debido a su naturaleza de imagen producida, la imagen dibujada constituye en sí misma una síntesis extrema, tanto en la representación de la tercera dimensión, con sus volúmenes y sombras, como en la cantidad de detalles. En el contexto adecuado, todavía puede ser considerado afín a cualquier realidad (y por lo tanto, testimonial) también un dibujo muy estilizado, en el que faltan completamente los detalles del fondo; siempre que, en definitiva, estén presentes y reconocibles los elementos figurativos que distinguen la situación de acuerdo a las características que consideramos relevantes. En este sentido, la variabilidad de un dibujo como fuente documental de alguna situación real irá desde el boceto (o desde la máxima estilización) hacia una precisión de nivel fotográfico -presuponiendo siempre la fiabilidad del dibujante-.
La imagen fotográfica es, por el contrario, una imagen semi-automática, el producto objetivo de la grabación de la luz en la emulsión sensible. Lo que vemos en una foto sin duda se presentó ante el ojo del fotógrafo en algún lugar y tiempo. Por supuesto, se puede trucar una foto, pero, sobre todo, en tiempos del pre-Photoshop, socialmente creemos que estos trucos son suficientemente fáciles de detectar; por lo que podemos atribuir a las fotos incluso significación jurídica: su fidelidad testimonial a una realidad es entonces aceptada por el hecho mismo de ser una foto. Sabemos que hay muchas maneras de hacer igualmente “mentir” a una foto: aunque la realidad representada sea innegable, no hay garantía en la foto de que esa sea la misma que está declarada, o que coincida con la ubicación, el tiempo y las circunstancias que tendría que testimoniar. La historia del fotoperiodismo está repleta de falacias: situaciones reconstruidas ad hoc y presentadas como auténticas.
Por otra parte, este milagro de la objetividad tiene una amplia gama de componentes subjetivos, que se deben a la elección del fotógrafo: para limitarnos al solo reportaje fotográfico (en el estudio todavía se incorporan otros elementos), el momento y la duración del disparo, el encuadre, lentes, filtros, etcétera. Con estos instrumentos, a través de su propia elección, el fotógrafo vuelve el fragmento seleccionado y reproducido de realidad en un discurso subjetivo; lo convierte en su propia visión de esa realidad. Dentro de este discurso subjetivo, el componente objetivo, de testigo, no desaparece; sigue existiendo, aunque reducido por los diversos filtros de la simple visualidad, de la inmovilidad temporal y de la subjetividad de las opciones ópticas y espacio-temporales del autor.
No hay fotos, por lo general, en las historietas. En algunos casos las encontramos integradas en un marco dibujado, tal vez explícitamente retocadas, casi para dar un toque de realismo a la situación. Pero su naturaleza documental ya no sigue siendo, por lo general, nada más que esto; ni, por lo general, el hecho es particularmente relevante.
Curiosamente, el paralelo fotográfico de la novela gráfica estándar, es decir, la fotonovela, nunca llegó a picos de especial calidad; y los pocos casos de fotonovelas interesantes suelen ser satíricos, como los que aparecían en Hara-Kiri Mensuel. Creo que lo que limita las posibilidades de la fotonovela es precisamente la naturaleza documental de la fotografía, su inevitable adherencia a la realidad; donde un buen diseñador puede jugar con la deformación y la elipsis para enfocar la atención del lector, mientras que un buen fotógrafo debe en cambio afectar a la realidad que va a reproducir, sin posibilidad de elipsis. Condenado a mantener fondos y detalles, y condicionado por la naturaleza esquemática de las expresiones de los actores en la escena (no ocultas por el movimiento, que en la película las hace más tolerables), el autor de fotonovelas tendría que derrochar demasiado tiempo y dinero…
Sigue aquí – Continua qui, su Signa. Revista de la Asociaciòn Española de Semiòtica, pag. 729
Dettagli (65)
Solo dove c’è ombra il colore passa. Lo stesso mondo sulle tende e attraverso le tende.
Dettagli (64)
Op art: qualche secolo prima… (con i relativi problemi di senso della profondità e di equilibrio)
Dettagli (63)
A celebrazione della fine dell’estate.
Dettagli (62)
Quando su ci si butta lei,
Si fa d’un triste colore di rosa
Il bel fogliame.
… e poi segue, proprio come qui.
Dettagli (61)
Della serie: mappe, estate e vacanze.
Dettagli (60)
Funzionalismo da agriturismo?
Dettagli (59)
Catenella o serpente. O solo una foto molto mossa…
Dettagli (58)
Un campo arato, un lampione arato.
Arata anche la luce?
Dettagli (57)
Lo so, lo so, che l’attenzione si concentra tutta dalla metà dell’immagine in giù, dove ci sono le differenze, i contrasti. Ma la parte davvero interessante è l’altra, dove le differenze sono minime (eppur ci sono), dove il mare sembra un foglio di carta ruvida Fabriano, su cui sia passato il pastello.
Dettagli (56)
Della serie: quante cose interessanti in un angolo di strada (ingrandire per credere).
Dettagli (55)
Come base per una tappezzeria non sarebbe male, questo Dettaglio.
Dettagli (54)
Sembrerebbe un Dettaglio subacqueo.
Non lo è, anche se quella sopra è acqua (e non è un fotomontaggio).
Case su case su case
L’ingresso della cantina, in baso a destra, è monumentale.
Presa qui.
Dettagli (53)
Facciamo che è senza parole, ché l’immagine parla anche da sé.
Dettagli (1)
Dettagli (2)
Dettagli (3)
Dettagli (4)
Dettagli (5)
Dettagli (6)
Dettagli (7)
Dettagli (8)
Dettagli (9)
Dettagli (11)
Dettagli (12)
Dettagli (13)
Dettagli (10)
Dettagli (14)
Dettagli (15)
Dettagli (16)
Dettagli (18)
Dettagli (17)
Dettagli (19)
Dettagli (20)
Dettagli (21)
Dettagli (22)
Dettagli (23)
Dettagli (25)
Dettagli (24)
Dettagli (26)
Dettagli (27)
Dettagli (28)
Dettagli (29)
Dettagli (30)
Dettagli (31)
Dettagli (32)
Dettagli (33)
Dettagli (34)
Dettagli (35)
Dettagli (36)
Dettagli (37)
Dettagli (38)
Dettagli (39)
Dettagli (40)
Dettagli (42)
Dettagli (41)
Dettagli (43)
Dettagli (44)
Dettagli (45)
Dettagli (46)
Dettagli (47)
Dettagli (48)
Dettagli (49)
Dettagli (50)
Dettagli (51)
Dettagli (52)
Un anno intero di Dettagli, qui tutti insieme in una volta sola.
Dettagli (52)
Avevate mai guardato tanto da vicino l’universo delle lumache?
|
Post recenti
-
Babel, Connessioni: due antologie
-
No pass, no vax: distinzioni troppo sottili?
-
La spigolatrice callipigia
-
La disalterità di Lella De Marchi
-
Lo scrutare nel buio di Laura Liberale
-
Su Paola Nasti, Il libro degli affetti e delle restituzioni
-
Sull’affaire Scozzari-Fumettibrutti
-
Per “Scuola di fumetto” n.112, 2019: L’antinarrazione di Philippe Druillet
-
Dopo Mafalda
-
Da “Scuola di fumetto” n.111, 2019: Moebius e il passo del mito (di nuovo)
-
Testo e processo. Pratica di analisi e teoria di una semiotica processuale
-
Vocalità, visione e scrittura, romanzo e romanzo a fumetti
-
Storie di polli e di donne sedute
-
La navigazione pericolosa (o di Renata Morresi)
-
Piccole corone di spine. Nota critica di lettura a Franca Mancinelli. Premio Bologna in lettere
-
Da “Scuola di fumetto” n.110, 2018: Elogio dell’influenza (o di Marco Corona)
-
Scrivono di me, su Bologna in Lettere
-
Video: l’immagine e il racconto, da Giotto a Zerocalcare
-
Da “Scuola di fumetto” n.109, 2018: Alex Raymond e il passo del mito
-
Letteratura a fumetti? Tra una settimana il mio nuovo titolo in libreria
|
Some Books of Mine------------------
------------------
------------------ ------------------ ------------------ ------------------ ------------------
Il libro che sta alle spalle del blog
L'altro libro che sta alle spalle del blog
|
Commenti recenti